Dime como pisas y te diré quién eres.
Efectivamente se nos suele conocer por nuestra forma de andar y es a partir de los 7 años cuando adoptamos una manera personal e independiente de movernos. Es precisamente a partir de esta edad cuando tendremos que prestar especial relevancia al estado de los pies y resto del aparato locomotor de nuestros pequeños y a su forma de andar, pues en caso de presentar alguna anomalía susceptible de ser corregida mediante algún dispositivo ortésico como plantillas, disponemos hasta los 14 años para tratar de conseguirlo.
Realmente podemos distinguir a muchas personas por su forma de andar y esta viene condicionada por aspectos multifactoriales, anatómicos y fisiológicos tales como la disposición de columna y pelvis, la orientación de las rodillas, el tipo de pie, la estatura y peso, también por el tipo de calzado, el vigor músculo esquelético e incluso aspectos psicológicos y sociológicos, no andamos igual cuando estamos deprimidos que cuando estamos eufóricos, por poner un ejemplo.
Los errores anatómicos y funcionales cobran gran importancia cuando por razones de trabajo tenemos que permanecer muchas horas de pie, tengo muchos pacientes corredores que sufren más trabajando que corriendo, admito las risas, me refiero a sufrimiento físico y me refiero principalmente a camareros, peluqueras, enfermeras, azafatas, cocineros, vigilantes, etc.
Realmente estamos diseñados para el movimiento, somos esencialmente movimiento y muchas veces los problemas vienen cuando dejamos de movernos o nos movemos de manera incorrecta. Es por esta razón que muchas personas que comienzan a andar y realizar ejercicio físico por iniciativa propia o recomendación médica, empiezan a disfrutar de una vida nueva desde luego más saludable al poner en acción mecanismos de oxigenación, hidratación, mejora cardiovascular, endocrina, psicológica e incluso social, ya que el sentirnos mejor nos hace también mejores personas, aumentando nuestra autoestima y relación con el entorno en el que nos movemos.
Cuando la actividad de andar es un hecho consumado, el siguiente reto suele ser intentar correr, desde luego para las personas que no han corrido nunca es como superar una barrera llena de dudas e incertidumbres, pero tras la determinación de empezar a correr, la adquisición de las mayas o pantalón corto, la camiseta y las zapatillas, ya no hay pretexto, la decisión está tomada. ¡A correr!